¿Era Miguel de Cervantes una persona misteriosa?
Conforme escudriñas en un personaje como Miguel de Cervantes Saavedra enseguida te das cuenta de que la falta de información es mayor que la información existente, y las diversas teorías que explican lo que nos es desconocido proliferan desde lo más obvio hasta lo más inverosímil. El mero hecho de que la versión oficial sobre Miguel de Cervantes ya lo identifique como Miguel de Cervantes y Cortinas al celbérrimo escritor suscita el interés sobre lo verosímil de la historia oficial y las múltiples versiones apócrifas que existen.
El origen de Miguel de Cervantes nos es desconocido, y las razones de su cambio de apellido allá por 1585 tras publicar su novela pastoril "La Galatea" nos hace sospechar de algún interés por ocultar algo de su origen. Sin embargo, la realidad no tiene por qué invitar a sospechar nada extraño en este cambio pues era común en la época el que alguien cambiara el orden de sus apellidos o tomara alguno de sus antiguos apellidos por un sobrenombre más sonoro e interesante. Quizás Cervantes le pareció que Saavedra, uno de sus héroes escritos, tuviese más pegada comercial que el apellido de su madre. En cualquier caso, no era esto infrecuente y, por lo tanto, no obliga a tomarlo por alguien que pretendiera ocultar nada de su origen, en principio.
Ensayistas e historiadores de relieve han pretendido ver en el desconocimiento de su origen un pasado ocultado para no ser identificado como un judio converso, o con un comportamiento deshonroso previo o, incluso, con prácticas ocultistas. Bien, un ejercicio interesante que, por descontado, hay que demostrar positivamente porque lo cierto y verdad es que como miembro de la infantería más gloriosa de todos los tiempos tuvo que ser expuesto al procedimiento de la "limpieza de sangre" para demostrar que se trataba de un cristiano viejo. Y si no hubiera sido probada tal limpieza, nunca hubiera embarcado en La Marquesa a combatir en la batalla de Lepanto ni formar parte de tales milicias como español.
No cabe pues pensar, al menos en principio, en un interés extraño a los usos normales para la época; de manera que, manejando esos usos normales, podemos hacer un resumen de los mismos. El primero, es que Cervantes no fue tan relevante en vida como otros autores de la época ni, por descontado, como lo es hoy en día. Cervantes alcanza a ser conocido y, reconocido parcialmente, con su obra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Macha, rondando los 53 años. Segundo, estamos en el Siglo XVI donde la imprenta ha reducido fronteras y generalizado la impresión y lectura de los libros, pero no tienen, como hoy, constancia mundial de los hechos más irrelevantes de cada persona. No tenemos pues selfies de Cervantes, ni registran en un libro las vacunas del autor. Tenemos tan solo datos parciales y posiblemente tendenciosos que invitan a poner su lugar de nacimiento en una decena de lugares diferentes tales como Alcazar de San Juan, la zona de Sanabria o Alcalá de Henares porque sí hubo interés en estudiar su biografía en siglos posteriores de forma pertinaz y razonablemente científica.
Algunos de estos hechos nos invitan a pensar que no sería necesario un deliberado ocultamiento de una persona de la que no era interesante registrar cada dato de su vida. A salvo claro de su enorme relevancia posterior, Miguel de Cervantes pasó su vida como uno más de la época. Si buscamos datos de Antonio de Sigura (o Segura), aquel con el que parece se enfrentó Miguel para motivar su huida de España en tiempos de Felipe II por 1568, nos íbamos a encontrar con las mismas dificultades a la hora de reconstruir los hechos de su infancia, por ejemplo. Cristiano viejo y antigua hidalguía es la tesis pues de la novela, nacimiento en Alcalá y daremos por buena esa partida de bautismo fechada en 1547 a pesar de los muchos esfuerzos hechos para señalar como sospechosa tal fecha y tal partida de bautismo. Aceptaremos la tesis de que las discordancias entre los años señaladas en alguna introducción de sus novelas proceden de la distancia existente entre la fecha en la que fueron escritas y la fecha en que fueron publicadas e impresas para el público.
No quiere decir eso que no haya argumentos interesantes en algunas de las tesis que ciertos autores sostienen, si no que hay unos hechos aceptados oficialmente más consistentes,pues aceptar la tesis contraria abonaría a eliminar del relato de los hechos a personajes tan presentes en momentos trascendentales como el hermano menor de Miguel, Rodrigo, por ejemplo. Ciertamente, de Miguel de Cervantes sabemos más de su personalidad por su obra que por la exégesis biográfica del momento. Por eso es un campo abonado para la elucubración buscando en él rasgos inexistentes. Tras leerlo con cierto detenimiento parece mentira que alguien lo pueda tomar por un humanista del estilo de Erasmo y su crítica al caballero (Don Quijote) no puede pasar por la defensa de un pacifismo (al uso de este humanista) del que no hizo gala en su vida.
El hecho del que más orgulloso se sintió en su vida fue de la participación en la Batalla de Lepanto y su desconsideración hacia "el Prudente" Felipe II por no haber hecho de la victoria más que una ocasión de renunciar a ella, o no afrontar el problema del Norte de África con al menos tanta vehemencia como las contiendas religiosas de Centro Europa, hablan de un hombre comprometido con su época (no podía ser de otra manera cuando estuvo cerca de cinco años cautivo por su condición de cristiano y español), con una visión de las armas como el más noble empeño del ser humano para la defensa de los intereses legítimos de la nación española. Decir lo contrario es inventarse un personaje diferente en aras de alguna que otra sentencia derivada de El Quijote. Cervantes se sentía más soldado que otra cosa, por eso me parecen muy certeras las tesis de Gustavo Bueno o Pedro Insua al respecto y no tanto las de Américo Castro por ejemplo.
La novela, en forma de trilogía, que ahora empieza no pretende hacer exégesis histórica del personaje sino hacerse eco de sus características personales para hacer lo que parece ser: un extraordinario personaje de novela. Cervantes es un personaje de leyenda que siempre nos tomamos demasiado en serio, pretendo tomármelo en serio de otra manera, y como han hecho otros tantos con tantos personajes históricos. La novela no está exenta de esos datos históricos relevantes pero no debe ser leida como un ensayo, perdería gracia. Es una novela de capa y espada, de aventuras, para todos los públicos, donde cuento la vida de Cervantes a mi manera. Y no debió ser el personaje demasiado diferente, pues acostumbrados a verlo como un hombre triste, serio y rigursoso con un cierto humor corrosivo y dispuestos a juzgar nuestro mundo y el venidero, creo más en el personaje valeroso e impetuoso que describo porque tanto tropezón no puede sino explicarse por un afán y empuje extraordinario, aún por encima de sus virtudes literarias. Y de ahí, jalonados en su biografía, quedan esos episodios que en ocasiones nos llevan las manos a la cabeza de puro asombro o a la boca para no decir lo que piensas de esos hechos, tal y como si fuera el mismo caballero andante.
Os animo a leer esta novela con la intención de disfrutar de una amena lectura, este es mi homenaje a tan ilustre personaje al que tanto le debemos pues, no en vano, sus misterios quizás descubran a los personajes que con tanto acierto nos ha dejado cincelados en la psique colectiva, el ideal fuerte y la sensata razón practica al modo de Kant como una "Críticia de la razón pura" y a la "razón práctica" y, por descontado, lejos del "Elogio a la locura" del de Rotterdam como un verdadero elogio a la cordura.